domingo, 5 de abril de 2015

ELOGIOS SUPERLATIVOS A LOS HOMBRES PÚBLICOS FALLECIDOS





La clase dirigente colombiana tiene la costumbre ante el fallecimiento de un hombre público darle a su vida un carácter superlativo, imponiendo sobre la vida u obra de los mismos  su pensamiento originado en su cercanía afectiva o  por  identidad de intereses que tuvieron con los fallecidos, tocando sólo tangencialmente  su aporte real a un sector de la sociedad a partir del hecho sobreviniente.
 Como ocurrió en otro momento con Gabriel García Márquez  a cuyos entrevistados en televisión y prensa, una vez muerto, sólo se dedicaron a destacar donde y cuando bebieron con el premio nobel, sus aventuras de machistas. A lo máximo resaltaron lo notorio, ser el premio nobel de literatura. No examinaron las influencias de su abuela en las lecturas nocturnas de pasajes de la Biblia, tal como el mismo lo relató en su autobiografía. Que su estilo  literario mítico, con la Cándida Eréndida se montó al carruaje del profeta  cuando ascendió al reino de los cielos, que lo premió con el nobel de literatura, guardándole un puesto, sin haberle solucionado con su fama e influencias políticas  el problema de acueducto a su población Aracata.
 Su apología a la faceta conservadora del libertador en su obra EL GENERAL EN SU LABERINTO, no le permitió donarle al Colegio de Morales sus obras literarias, solicitadas por sus estudiantes  por intermedio de su entonces Rector el Licenciado JAIRO GALLEGO ORREGO, quienes bautizaron la biblioteca con el nombre de Gabriel García Máquez.
Desde su Revista ALTERNATIVA y el periódico  EL TIEMPO contradictores de la unidad sindical, fustigó  con  el remoquete de ALIANZA DERECHA-MOIR,   a la fuerza de ADIDA, liderada por William Estrada que impulsó la desafiliación de los sindicatos que había aportado a la C.S.T.C, por desconocer los acuerdos,  que exigió el cumplimiento de los principios, de la democracia sindical vulnerados por los seguidores y fuerza de Fortunato Gómez con el levantamiento del paro bancario.
Principios de unidad sindical que defendieron y ganaron las delegaciones de Antioquia posteriormente en el en el CONGRESO DE LA FEDERACIÓN COLOMBIANA DE EDUCADORES FECODE  DE CÚCTUTA, contraria a la del MOVIMIENTO FIRMES, que era defendida por ALTERNATIVA de García Márquez y con la cual se identificaron los profesores  ALFREDO TURIZO, Héctor de los ríos, CARLOS GAVIRIA DÍAZ, HÉRCTOR ABAD GÓMEZ, PEDRO VALENCIA, muchos de ellos con carnet liberal Guerrista, pero con los principios ideológicos  procubanos dominantes en gran parte de la intelectualidad colombiana y latinoamericana.  Mismo sector que se opuso a la creación de la subdirectiva  de la ASOCIACIÓN DE PROFESORES  UNIVERSITARIOS ASPU en la Universidad de Antioquia. Y a la presentación de su pliego de peticiones  con constancia del 25 de mayo de 1977: “…Reclamamos para el profesorado así sea desde un aposición minoritaria en esta Junta Directiva, un mínimo de respeto por la capacidad de pensar, discutir y decidir sobre sus intereses”.  Para ellos el sindicato era propio para obreros y maestros.  Se sentían más académicos en la Asociación Civil de Profesores.

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